La úlcera péptica (UP) es una solución de continuidad (ruptura) de la mucosa gastrointestinal expuesta al contacto con el “jugo gástrico” (ácido y pepsina).

     Es una entidad frecuente y sólo en los Estados Unidos son diagnosticados cerca de 350,000 nuevos casos cada año. Es más frecuente en el sexo masculino y su aparición se incrementa en relación al aumento de edad.

     Un 12% a 24% de los pacientes portadores de Helicobacter Pylori pueden presentarla, siendo más frecuentemente a nivel duodenal, así también esta descrito que cerca del 1.5% de la población general asintomática tienen riesgo de padecerla.

     Es el resultado de la exposición a agentes infecciosos, emotivos, físicos y químicos siendo estos lesivos para la mucosa gástrica de los cuales los más frecuentes son:

1) Agentes infecciosos: en 1983 se descubrió que la presencia de Helicobacter Pylori (bacteria que habita en el interior del estómago) era responsable de alteraciones en la secreción ácida, lo cual se encontraba relacionado con su aparición hasta en un 95% a nivel duodenal y 87% a nivel gástrico.

2) Medicamentos cuyo uso es muy frecuente sobre todo en la tercera edad, pero que no son exclusivos en este grupo de edad.

3)  Factores psicológicos (estrés intenso) y genéticos (tener familiares de primer grado portadores de UP).

4) Algunas otras enfermedades incrementan el riesgo de aparición de la UP como el síndrome de Zollinger – Ellison (el cual cursa con un incremento en la secreción de ácido gástrico), la cirrosis hepática, enfermedades pulmonares, insuficiencia renal, etc.

     Las manifestaciones clínicas van desde estar asintomático (lo menos frecuente) hasta las más comunes como son dolor abdominal epigástrico (en “la boca” del estómago), nausea, vómito, sensación de plenitud (distensión, “inflamación abdominal”), hemorragia digestiva manifestada como vómito o en la evacuación y otras molestias localizadas en el abdomen relacionadas en múltiples ocasiones con la presencia de los mencionados agresores o ayuno prolongado.

     Las complicaciones de la UP son: hemorragia digestiva, perforación del tubo digestivo, penetración (cuando la úlcera logra lesionar a otros órganos vecinos) y estenosis (obstrucción parcial o total digestiva).

     Dentro de los recursos más importantes para diagnosticar la UP están la esofagogastroduodenoscopia (endoscopia superior) y/o la colonoscopia ambas con toma de biopsia de ser necesario, los cuales son aconsejables de realizar en el momento en que se presente el cuadro permitiendo valorar la extensión de las lesiones, detectar la existencia de sangrado y descartar otros posibles diagnósticos, entre ellos lesiones premalignas y  tumores benignos y/o malignos.